Las restricciones temporales y el aislamiento social en el que nos ha puesto la pandemia, ha obligado a los candidatos a ser creativos en el desarrollo de sus actividades para poder llegar a sus votantes sin poner en riesgo la salud de ellos. La situación inédita del COVID-19 ya es un acontecimiento disruptivo en la forma de organizar campañas electorales y rediseñar la estrategia a una campaña virtual no es un reto. El mayor desafío está en la conexión emocional, en cómo generar el vínculo con los electores.
Las campañas electorales se caracterizan por humanizar al candidato: a la gente le gusta el contacto visual, los abrazos, el apretón de manos, verlos comer el plato típico de su pueblo, que carguen a un bebé en brazos, tomarse fotos. Pero en la coyuntura en la que estamos, los candidatos han tenido que repensar por completo cómo relacionarse con los electores sin perder el vínculo afectivo. Sin duda, lo digital tiene un efecto multiplicador y las redes sociales juegan un papel muy importante en estas elecciones.
Entonces, ¿Cómo construir confianza con un candidato que hoy está detrás de una pantalla y que nunca han conocido? Las plataformas digitales tienen la ventaja de poder conocer mejor a la audiencia de acuerdo al perfil de la red social y así compartir mensajes de forma segmentada, construir posicionamiento y crear una comunidad. De esta manera podrán compartir información valiosa, propuestas, dar a conocer la historia del candidato, cómo es su vida, y también escucharlos para conocer sus inquietudes, entender sus necesidades, preocuparse por ellos, darles soluciones. De esta manera conquistarán el corazón de sus stakeholders convirtiéndolos en verdaderos embajadores de marca.
Publicado en Diario Gestión