La comunicación en la era del COVID-19 se hace más desafiante aún por el uso de las mascarillas –necesarias para la lucha contra la pandemia- pero que ocultan nuestras expresiones que pueden transmitir sinceridad, confiabilidad y buenas intenciones. Entonces, ¿cómo comunicarnos de manera efectiva y construir relaciones con la mascarilla puesta?

El contacto visual es tan poderoso, que puede llegar a ser abrumador y ¡hasta hacernos sonrojar! Nos hemos pasado años desviando esas miradas que nos hacen sentir incómodos, pero en momentos apropiados, conecta, transmite gratitud y simpatía… ¡Sonreír con los ojos genera interacciones positivas!

La sonrisa es una forma de comunicación no verbal muy importante en los negocios y al no haber el tradicional apretón de manos en un futuro previsible, necesitamos ser conscientes de cómo nos movemos, gesticulamos y miramos para que comprendan mejor nuestro mensaje. Una comunicación que carece de empatía y escucha activa, no es una conversación. Más allá de enfatizar nuestro lenguaje corporal, modular nuestro tono de voz y utilizar frases cortas, es mostrar interés. Las mascarillas no nos ayudan mucho a comprender lo que dicen los demás, pero sí a mejorar nuestra capacidad de hablar con más claridad y ser conscientes del mensaje que queremos transmitir. Tal vez uno de los beneficios de usar mascarillas es que podemos ser mejores oyentes.

Publicado en Diario Gestión