La separación física a la que nos ha obligado la pandemia, debemos aprovecharla para mantener relaciones con nuestros clientes, con nuestros stakeholders en general y no perder lo que hemos construido hasta ahora. Esto significa tener más interacción con ellos para afianzar vínculos. Es el momento para cuidar nuestra red de contactos que muchas veces descuidamos. Lo primero es entender la diferencia entre una base de datos y una red de contactos. Una base de datos es eso, datos! Y una red de contactos en cambio, se caracteriza por tener acceso a información privada, nos genera aportes de valor o nos acercan a tomadores de decisiones o personas claves. Y sobre ellos es que debemos trabajar.
El networking no invasivo nos dará resultados si hay comunicación, exista un interés genuino en la conversación y no se limite a la “venta”. Se trata de tener visibilidad y cultivar relaciones, no de hacer transacciones. La prioridad es escuchar, mostrar interés en el diálogo con empatía y actitud desinteresada pero genuina.
En mi experiencia, las actividades de relacionamiento no transaccionales, tienen más éxito porque los vínculos se construyen a largo plazo. Somos embajadores de nuestra propia marca y la visión a futuro de una red, basada en la honestidad, nos abre muchas puertas.
Publicado en Diario Gestión