En el mundo presencial, hacemos lo posible para causar una primera buena impresión cuando conocemos a una persona o queremos generar vínculos con ellas. En las redes sociales deberíamos hacer lo mismo sin importar si el perfil es personal o profesional, pues sabemos que la imagen que proyectamos dice mucho de nosotros mismos y cómo queremos que nos vean los demás. Es por esto que debemos tener claro que las fotos de nuestro perfil son nuestra carta de presentación, así que debemos cuidar nuestra marca personal.
Una buena foto no es ni bonita ni fea, es simplemente una foto que conecte, genere confianza y sobre todo, que encaje con nuestra personalidad. Elige una foto actual y que te represente, que connote apertura, conexión y disposición al diálogo: ¡Nuestra cara debe salir en la foto! ¿Obvio, no? ¡Es que para muchos no lo es! Evita las fotos de tu mascota, paisajes, en ropa de baño o de espaldas mirando al horizonte. ¡No selfies! Descarta las fotos con anteojos de sol y grupales… estas opciones nos restan seriedad y profesionalismo. Además, sonríe, observa tu mirada y tu lenguaje corporal.
Elige una sola foto para todos tus perfiles de redes sociales, así nos damos a conocer, ganamos visibilidad y generamos vínculos con nuestros grupos de interés. Hagamos que esta foto sea el primer paso para nuestra estrategia de networking y ¡mostrémonos al mundo tal cual somos!
Publicado en Diario Gestión